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sábado, 24 de septiembre de 2016

Meditación del sonido y del silencio

Introducción

Desde hace unos días vengo practicando este tipo de meditación, la cual me resulta bastante interesante y fácil de hacer. Es una meditación que permite mantenerse presente en el aquí y en el ahora y calmar la mente, controlando los pensamientos. En el artículo que escribí sobre crear el entorno adecuado y evitar las distracciones os hablaba de que la mente es como un mono loco que va saltando de rama en rama constantemente, así son nuestros pensamientos. Se dice que podemos tener diariamente unos 60.000 pensamientos y pasamos de uno a otro sin control. El mindfulness o atención plena nos permite acallar estos pensamientos y centrarnos en el momento presente.


Práctica

La forma de llevar a la práctica esta meditación del sonido y del silencio resulta fácil.

1. Siéntate o acuéstate en un lugar donde te sientas cómodo.
2. Cierra los ojos y haz un par de inspiraciones profundas para relajarte. Durante el transcurso de la meditación respira normalmente.
3. Permanece atento a los sonidos que se producen, puede ser el ruido del tráfico, un perro ladrando, el vecino hablando, etc. Si no escuchamos ningún sonido permanecemos atentos al silencio a la espera de algún nuevo sonido.
4. Algunos sonidos te parecerán agradables y otros desagradables pero no los juzgues. Simplemente limítate a estar atento al sonido que se produce y esperar al siguiente.
5. Si empiezas a notar que te viene algún pensamiento a la mente, déjalo ir, concéntrate de nuevo y permanece atento a los sonidos y al silencio.
6. Cuando concluya el tiempo que hayas previsto para realizar esta meditación, toma de nuevo 2 respiraciones profundas y abre tus ojos. Seguramente te sentirás más tranquilo y despejado.

Beneficios

Aún es pronto para poder comunicaros los beneficios que he percibido con esta meditación ya que llevo muy poco tiempo practicándola. Sin embargo...

1. He notado que después de un rato de práctica noto más claridad mental. 
2. Noto que los pensamientos son mucho más fáciles de controlar que con la típica meditación en la que te concentras en la respiración (inspiración - espiración).
3. Tiene la ventaja de que los ruidos no te distraen, ya que son éstos precisamente el foco de la meditación. Además como uno de los principios es que no debes juzgar estos sonidos, los ruidos parecen menos molestos.

Origen

Esta meditación se me ocurrió un buen día ponerla en práctica sin tener ni idea de qué resultados podría tener y no sabía siquiera si existía, o si tenía algún nombre concreto o alguien la había probado antes. Así que después, al buscar en internet, me di cuenta de que alguien ya la había "inventado" antes que yo. Según he leído Vicente Simón habla de ella en su libro "Aprender a Practicar Mindfulness"

Por si a alguien le sirve de ayuda también he encontrado una meditación guiada de Vane León donde va explicando paso a paso cómo realizarla. Os dejo el enlace.

Conclusiones

Si buscas una forma fácil de empezar a meditar quizá ésta meditación del sonido y del silencio sea la más sencilla y eficaz de todas, aunque ésto lo digo desde mi ignorancia, ya que yo no soy ningún especialista en meditación ni mucho menos, sólo soy un principiante que comparto mis experiencias.


Si te ha gustado el artículo y quieres comentar tus experiencias con este tipo de meditación o quieres hablar de otras meditaciones te animo a que me dejes un comentario.

sábado, 17 de septiembre de 2016

La Fuerza de Voluntad, esa desconocida...

Como dije en el anterior artículo, más pronto que tarde iba a hablar sobre la fuerza de voluntad y ese día ha llegado hoy. 

1. ¿Qué es la fuerza de voluntad?

En primer lugar quería comentar rápidamente qué es la fuerza de voluntad. La fuerza de voluntad es: hacer lo que tenemos que hacer aunque no tengamos ganas de hacerlo, y al contrario: no hacer lo que no debemos hacer aunque nos apetezca hacerlo. Existen las dos vertientes.

2. Etimología.

En segundo lugar también es importante analizar de dónde vienen estas dos palabras y lo que significan. La palabra Fuerza viene del latín 'fortia', plural neutro del adjetivo fortis cuyo significado es fuerte y del que derivan otras palabras como forzar, esforzar, reforzar. La palabra voluntad viene del latín 'voluntas' del verbo 'volo / velle' (querer, desear). En resumen fuerza de voluntad sería en cierto modo: 'usar la fuerza para querer o desear algo'

3. La fuerza de voluntad no es necesaria si lo que hacemos nos encanta. 

En tercer lugar me gustaría aclarar un punto que considero crucial en el tema de la fuerza de voluntad: Cuando nos apetece hacer algo porque es algo que nos gusta mucho hacer no necesitamos ninguna fuerza de voluntad, lo hacemos sin más, y da igual que estemos cansados, con sueño, con hambre o lo que sea. Si esa cosa que anhelamos con todas nuestras fuerzas está a nuestro alcance vamos a ir a por ella y no nos va a hacer falta ninguna fuerza de voluntad, simplemente porque nuestro deseo es tan grande que sacaremos las fuerzas de donde haga falta para conseguirlo. 

Por ejemplo, no hace falta fuerza de voluntad para irse de vacaciones al Caribe. Si tienes el dinero, los medios y la oportunidad y es algo que deseas fervientemente no te va a hacer falta ninguna fuerza de voluntad para hacer ese viaje soñado, ni vas a decir: ¡Qué pereza irme de vacaciones al Caribe! Sencillamente te pondrás en marcha para conseguir ese objetivo. 

Este punto que parece tan obvio es importante tenerlo en cuenta porque en mi opinión es clave porque queda claro entonces que son las cosas que no nos apetece hacer, aquellas en las que tenemos que poner nuestra fuerza de voluntad para conseguir hacerlas, es decir debemos forzarnos para quererlas hacer.

Entonces... ¿Cual sería la solución para forzarnos a querer esas cosas que no nos apetecen?

Decálogo para tener más fuerza de voluntad.


1. Propósito de vida. 

Primeramente y como ya he dicho alguna vez, si las cosas que queremos hacer estén orientadas a nuestro propósito de vida y están en sintonía con nuestros valores no necesitaremos fuerza de voluntad, porque lo que nos hayamos propuesto querremos hacerlo, sin más, porque nos apetece, nos gusta, nos apasiona y esa tarea no será una carga para nosotros.

2. Focalízate en el Bien Mayor. 

Sin embargo no todo es tan fácil como en el anterior punto y en muchas ocasiones vamos a tener que realizar actividades que no deseamos hacer, por ejemplo un trabajo que no nos gusta pero que necesitamos el dinero para seguir viviendo, una asignatura que no nos gusta nada pero que necesitamos aprobar para poder terminar la carrera, actividades caseras de limpieza que no nos apetece hacer... etc. 

En estos casos para conseguir la fuerza de voluntad necesaria y constante en el tiempo, es importante focalizarse en el bien mayor que vamos a conseguir si realizamos esta actividad que no nos gusta y dejar a un lado el malestar que nos provoca la actividad en sí misma. Por ejemplo en el caso del trabajo que no nos gusta, debemos focalizarnos en el dinero que vamos a obtener y en lo que podremos conseguir con ese dinero. En el caso de la asignatura, nos focalizaremos en nuestro objetivo final que es terminar esa carrera, sabiendo que el mal menor de estudiar la asignatura pasará pronto, y en el ejemplo de la limpieza nos focalizaremos en el objetivo de ver nuestra casa limpia y ordenada y en lo bien que nos vamos a sentir en ella una vez que esté completado el trabajo de limpieza.

3. Combina hábitos.

Si con el anterior punto aún no hemos conseguido ni una pizca de fuerza de voluntad también podremos recurrir a combinar hábitos. En uno de mis primeros artículos os hablaba de los hábitos combinados del deporte y la lectura. Pues bien este mismo concepto se puede aplicar a algo que no nos apetece hacer, de modo que esa actividad la podemos combinar con algo que nos guste hacer y que podamos combinar al mismo tiempo. Por ejemplo si la actividad de limpiar la casa se nos hace pesada y aburrida podemos combinarla poniendo una música que nos guste y nos motive, incluso podemos lanzarnos a cantar y bailar mientras limpiamos, eso ya a tu gusto. De esta forma combinando estas dos actividades y enfocándonos en la que más nos gusta, la limpieza se hará mucho más liviana. Así, las siguientes veces asociaremos esta actividad que nos disgusta con la actividad placentera, nos enfocaremos en ésta y ya no sentiremos esa pesadez para iniciar la tarea.

4. Premio / Castigo.

En el caso de que no podamos combinar hábitos también podemos utilizar otras técnicas para mejorar nuestra fuerza de voluntad, y es la de darnos premios. Es decir si conseguimos realizar determinada actividad que no nos gusta nos compensaremos a nosotros mismos con una actividad placentera, una cena en un restaurante que nos guste, ir al cine a ver una película que hace tiempo que deseamos ver, ir a un concierto de nuestro cantante favorito, etc.

Otra opción, aunque yo no la recomiendo en absoluto, es la de buscar un posible castigo que aplicarnos en el caso de que no consigamos completar la actividad que nos disgusta. A algunas personas tener esa espada de Damocles sobre sus cabezas les puede motivar a cumplir con sus objetivos. Aunque yo pienso que ésto puede generar un estrés totalmente innecesario y ya digo que yo no lo recomiendo para nada, porque a la larga puede generar más problemas que beneficios.

5. Empieza poco a poco y sigue avanzando.

La fuerza de voluntad es como un músculo, se puede trabajar y a medida que la trabajas cada vez se hace más fuerte. Así que puedes empezar a ejercitarla poco a poco, empezando con cosas pequeñas que requieran poco esfuerzo para posteriormente ir ampliándola a cosas más grandes o que requieran mayor esfuerzo. Si por ejemplo quieres ser más productivo y quieres levantarte más temprano por las mañanas pero eso te cuesta mucho, vete poco a poco, empieza a levantarte un cuarto de hora antes durante una semana, luego media hora y así hasta que consigas levantarte a la hora que quieras. Si te gusta remolonear en la cama y te da pereza levantarte establece una hora máxima en la que te levantes sí o sí. Si por ejemplo tu despertador suena a las 7:00 ponte el límite de no levantarte más tarde de las 7:05 por ejemplo. 

Y sigue avanzando, poniéndote retos cada vez mayores para fortalecer la fuerza de voluntad.

6. Busca tu mejor momento.

Al ser como un músculo, la fuerza de voluntad también se cansa, o mejor dicho los que nos cansamos somos nosotros y eso influye en nuestra fuerza de voluntad. Durante el día tenemos momentos de mayor energía y otros de menor energía. Si pretendemos realizar las actividades que mayor fuerza de voluntad requieren cuando estamos más cansados, más dificultades vamos a tener. Por eso conviene conocernos a nosotros mismos y adaptar esos momentos de mayor energía para nuestras actividades que mayor fuerza de voluntad requieran. 

Además tenemos que tener en cuenta que una buena alimentación con productos frescos y que mantenga constantes nuestros niveles de glucosa, descansar bien, y dormir adecuadamente el número de horas suficiente, son factores fundamentales para tener una mayor fuerza de voluntad. Ya que estando descansados y con energía nos permitirá enfrentarnos a las actividades más pesadas con un mayor optimismo.

7. Divide y vencerás. 

Cuando te enfrentas a grandes retos o a un proyecto de grandes proporciones, poner el foco en todo el conjunto puede hacer que te desmoralices y que tu fuerza de voluntad desfallezca porque el esfuerzo que se necesita hacer realmente parece gigantesco. Sin embargo, si este enorme reto lo dividimos en múltiples apartados, y estos apartados en tareas sencillas, ese gran monstruo se hará mucho más pequeño y asequible, y por tanto la fuerza de voluntad que necesitaremos para afrontar esas pequeñas tareas será mucho menor. Si además conseguimos organizarnos adecuadamente, ese reto irá completándose en el tiempo y fecha planeados.

8. Elimina las distracciones y las tentaciones. 

A veces estamos llenos de mucha fuerza de voluntad y estamos dispuestos a todo, pero surgen imprevistos, distracciones, tentaciones que hacen que nuestra fuerza de voluntad se desinfle enseguida. Si queremos estar centrados en nuestras tareas evita distracciones de todo tipo. (Ya hablaba en otro artículo sobre las distracciones). 

Evita también las tentaciones. Cuando no tienes ganas de hacer algo siempre se encuentran actividades más placenteras y más fáciles de hacer, ya sea navegar por internet, ver la tele, etc. Estas actividades normalmente son actividades vacías que no te van a aportar nada y debes hacer lo posible por apartarte de ellas si sabes que pueden interrumpir tus objetivos fundamentales.

9. Rodéate de las personas adecuadas. 

Si te juntas con personas cuyo objetivo más importante en la vida es comentar lo que ha sucedido esta semana en la casa de Gran Hermano, piensa que quizá no sean la mejor compañía si realmente tienes propósitos de crecimiento y desarrollo personal. 

Así que lo mejor es que busques personas que tengan tus mismas inquietudes, con las que puedas comentar temas realmente importantes, que te sientas motivado a su lado para cumplir tus objetivos, que te puedan ayudar o enseñar aquellos temas que no conoces, en resumen, personas que te aporten algo valioso.

Si quieres encontrar personas en está misma línea puedes visitar el foro de superación, asociado a este blog, donde espero que pronto podamos reunirnos muchas personas y comentar todos estos temas.

10. No te rindas.

La fuerza de voluntad es escurridiza y tendremos momentos en los que nos será fácil seguir adelante y otros en los que parecerá que hemos dado muchos pasos atrás. Sin embargo, lo importante es no rendirse, sigue adelante, vuelve a este artículo siempre que lo necesites y relee las partes que más sintonicen contigo en ese momento, pero no te dejes vencer por la pereza ni por el desánimo e intenta sobre todo que cualquier actividad que realices te haga feliz.


Espero que te haya gustado el artículo. Si tienes algún comentario o sugerencia que hacer, puedes hacerlo en el apartado de comentarios.  
A partir de ahora intentaré publicar todas las semanas, en concreto los Sábados por la tarde.

domingo, 11 de septiembre de 2016

Contar o no contar las metas. Esa es la cuestión...

Desde hace un tiempo me he fijado que grandes expertos y gurús del desarrollo personal comentan que no es bueno contar las metas que nos hemos propuesto, ya que es más probable que si lo contamos a los demás nuestra meta no se cumpla. Por ejemplo David Cantone en su video explica que el motivo de ello es que al contar tu meta se produce en ti una sensación de satisfacción que hace que el cerebro interprete que ya ha logrado el objetivo.



Daniela Bascopé también utiliza la misma idea y se basa en un estudio de Derek Sivers que concluye que contar las metas reduce el porcentaje de conseguirlas, ya que se disminuye la motivación y es como si se produjera una sustitución del placer de conseguirlo por el de decirlo. Según Daniela el fin de contar las metas es alimentar nuestra imagen personal ante los demás.



José Luis Camacho, el autor del libro titulado "La Conspiración Reptiliana" y webmaster de Mundo Desconocido también comenta que no es bueno contar nuestros proyectos, aunque él lo achaca más a que la mente de los demás influye sobre tu objetivo y lo distorsiona.



Bien, en mi opinión creo que contar o no contar las metas no es el factor que más pueda influir en que una meta se concluya o no. 

Factores importantes para la consecución de una meta son:


1. Que tu meta esté alineada con tu verdadero propósito de vida y que tu meta no te produzca un conflicto interior. 

Si te pones como meta terminar la carrera de Derecho porque no quieres decepcionar a tu padre que es abogado, cuando realmente lo que a ti te apasionaría es estudiar Bellas Artes, esa meta no está alineada con tu verdadero propósito de vida y es probable que te cueste mucho llevar a buen puerto tu meta. 

Si te propones adelgazar pero en tu familia todos son más bien gorditos y temes que te empiecen a mirar raro si adelgazas o dejen de quererte, tienes un conflicto entre tu meta y tu familia. Tienes que resolver ese conflicto primero contigo mismo y con tu familia. Quizá estar saludable tendría que empezar a ser un objetivo común de todos los miembros de la familia.

2. Que tu meta no sólo te sirva a ti, sino que ayude o beneficie a los demás.

Si tu meta sólo te sirve a tí y no ayuda a nadie, ni sirve para otra cosa que tu beneficio personal es más difícil conseguirla puesto que pocas personas se van a sumar a tu causa. Si por el contrario tu meta no solo te beneficia a ti sino que beneficia a otros es más posible que más personas se sumen y puedan contribuir a ayudarte en tu meta.

3. Que tengas la fuerza de voluntad suficiente para llevar a cabo tu meta. 

La fuerza de voluntad, es hacer lo que tienes que hacer cuando no tienes ganas de hacerlo. Algún día, no muy lejano hablaré sobre la fuerza de voluntad más en profundidad en un artículo especialmente dedicado.

4. Que sientas una gran pasión por alcanzar esa meta.

Es uno de los mayores impulsores para alcanzar metas, sentir una fuerte pasión por esa meta, saber que la quieres conseguir cueste lo que cueste. Si te sucede ésto estás en el buen camino.

5. Que dispongas de los conocimientos, talento o apoyos necesarios.

A veces no disponemos de todos los conocimientos para alcanzar la meta, pero se pueden aprender o adquirir las destrezas necesarias que nos lleven a nuestro objetivo. 

Otras veces no tendremos el talento necesario, en esos casos quizá podamos reconducir nuestra meta hacia una meta similar o que esté relacionada aunque no apunte tan alto, o quizá podamos disfrutar del camino hacia esa meta aunque nunca lleguemos a alcanzarla tal y como nos gustaría. 

Los apoyos de otras personas siempre van a ser necesarios y nos lo van a poner más fácil.

6. Que no te rindas hasta alcanzar tu meta.

Nunca sabes a cuantos centímetros te vas a quedar de alcanzar la gran veta de oro si te rindes y dejas de cavar. Por éso si sientes gran pasión por llegar a tu meta nunca hay que rendirse porque quizá haciendo un último esfuerzo llegarás a ella.



El contar las metas puede tener sus ventajas y sus inconvenientes.


Inconvenientes:

1. La gente con sus comentarios, envidiosos o desconsiderados pueden desmotivarte y tirar por tierra tus sueños.

2. Si eres del tipo de persona que cuenta las cosas para aumentar su ego es posible que se cumpla lo que se comenta en los videos anteriores: que la satisfacción de decirlo sea mayor que la de conseguir realmente el objetivo y éso te desmotive.

Ventajas:

1. Puedes encontrar personas que estén alineadas también con tu meta y puedes encontrar apoyo en ellas, ya que han recorrido el camino que tú ahora estás iniciando. 

2. Si cuentas tus metas a las personas adecuadas pueden motivarte en los momentos difíciles.

3. Los comentarios contrarios o negativos que te hagan algunas personas pueden ayudarte a ver fallos o errores que no habías detectado en tu camino hacia el objetivo.

En cualquier caso tenemos que ser conscientes que lo importante no son los comentarios que nos hagan otras personas sino cómo reaccionamos nosotros ante esos comentarios, si como una crítica que nos hunda, como un revulsivo para seguir adelante con más fuerza, o simplemente como palabras que dejamos pasar permaneciendo centrados en nuestro objetivo. En nuestra reacción está la clave a los comentarios ajenos.

4. Los comentarios positivos además de motivarte pueden aportarte buenas ideas que ayuden a mejorar tu meta o a darle una visión diferente.

5. Contar las metas puede servir también para establecer una especie de compromiso entre tu objetivo y las personas a las que se lo has contado. Si no lo cumples estás faltando a tu palabra y los demás pueden perder la confianza en ti. En cierto modo te sientes obligado a llegar a la meta no sólo por ti, sino por los demás.




Me gustaría poner como ejemplo, de que contar las metas no impide que se cumplan, a una youtuber llamada Iria que se propuso un reto personal, bastante complicado en mi opinión. El reto consistía en grabar un vídeo diario con contenidos interesantes sobre desarrollo personal y temas variados durante un año, todos los días del año sin fallar ni uno. Pues bien, esta persona contó esta meta en un vídeo el día de su cumpleaños y un año después ha publicado en su canal el vídeo número 365. Es decir ha contado su meta y la ha cumplido. Quizá el apoyo de los demás haya ayudado y es posible que el no sentirse sola frente a su meta y ver que su meta tiene un sentido para la gente y les ayuda, haya contribuido a hacer el camino más fácil. Entonces... ¿hay que contar o no contar las metas...?

#RetoIria365



Vivimos en un mundo muy competitivo, y desde todos los medios se nos hace creer que para triunfar tenemos que pisar al de al lado para progresar, es decir mi meta es mía y es contraria a la tuya y cada uno hace la guerra por su cuenta. ¿Qué pasaría si viviéramos en un mundo donde en vez de competir colaboráramos entre todos para hacer un mundo mejor? Bueno, quizá lo que propongo sea imposible, pero si todos colaborásemos, quizá tu meta también sería próxima a la mía o a la de otras personas y si nos juntáramos progresaríamos más rápidamente, pero para eso hay que contar las metas, si yo no sé lo que te está pasando por la cabeza, no sabré cual es tu objetivo ni si puedo unirme a tu causa o tú unirte a la mía.

En resumen creo que contar las metas o no es un factor pequeño en la consecución o no de las metas, ya he hablado de otros factores más importantes. Además creo que siempre es bueno compartir tus objetivos con la pareja, con amigos cercanos, con personas que tengan proyectos similares y estén dispuestos a ayudarte y también, por qué no, en el foro de superación, donde hay un apartado para contar nuestras metas y objetivos, además este subforo sólo es visible para usuarios registrados. 

Gracias por leer este artículo (suponiendo que alguien lo lea alguna vez). Espero que te haya gustado y si te apetece comentar alguna cosa no dudes en dejar un comentario, están permitidos los comentarios anónimos también, por si no quieres dejar nombre ni correo electrónico.

jueves, 1 de septiembre de 2016

Confianza en uno mismo

Uno de los valores que considero más importantes en el desarrollo personal es el de la confianza en uno mismo, sin ella es difícil hacer cualquier cosa, plantearse metas y llevarlas a cabo. Porque si carecemos de ella ante la menor dificultad es casi seguro que nos vendremos abajo y será difícil seguir adelante. Así que al ser tan importante he decidido hablar de ella. Sin embargo cuando me he enfrentado a la página en blanco me he dado cuenta de qué quizá no soy yo el más indicado para hablar de este tema, ya que la confianza en mí mismo no es una de mis fortalezas precisamente. 

Así que ante esta falta de confianza en mí mismo y mi escasez de ideas decidí hacer lo que se hace en estos casos, seguir ese gran consejo que dice: "Google es tu amigo" y me puse a buscar "Confianza en uno mismo" en Google y la verdad es que se encuentran artículos muy interesantes, con multitud de consejos e ideas muy valiosas, te pongo el enlace a uno de estos artículos por si quieres echarle un vistazo... pero espera, antes de que pinches en el enlace me gustaría comentarte algunas cosas más.


Como era un artículo muy largo, y ante las prisas de querer coger confianza en mí mismo rápidamente sin tener que leer tanto, empecé a reflexionar un poco sobre qué es la confianza y cómo se adquiere, y lo primero que se me ocurrió es pensar en la confianza en los demás, ¿cuales son los factores para que confiemos en algunas personas y desconfiemos de otras? Así que empecé a reflexionar, estuve por lo menos 2 minutos reflexionando, y llegué a la conclusión de que normalmente confiamos en alguien cuando lo que piensa coincide con sus valores, cuando lo que dice a los demás concuerda con sus pensamientos y cuando sus acciones se corresponden con lo que dice y con lo que piensa, es decir hay una coherencia entre pensamiento, palabra y acción. 

Si encontramos a una persona que cuando nos dice algo cumple su palabra actuando conforme a ello y este patrón se repite siempre, aunque no coincidamos con sus opinones o con sus actuaciones sabremos que esta persona es confiable.

Si por el contrario encontramos a una persona que piensa una cosa, dice otra y hace lo contrario de lo que dijo y ese patrón se repite casi siempre, es normal que desconfiemos de esa persona porque no sabemos muy bien a qué atenernos.

Voy a poner un  par de ejemplos:

1. Ese político que en campaña electoral promete bajar los impuestos, no subir el IVA, educación y sanidad gratis para todos y un montón de cosas más... ¿Estáis pensando en alguien en concreto...? No hace falta que penséis en nadie, ésto es sólo un ejemplo... Pues como iba diciendo, ese político llega al gobierno, se instala en el Palacio de la Moncloa y al poco tiempo hace lo contrario de lo que prometió. "Yo no quise hacerlo... pero era necesario" comenta el político. Entonces ocurre lo previsible, se pierde la confianza en ese político, pero no se pierde para un rato sino para siempre.

2. Esa persona cuya respuesta estamos esperando, (para nosotros es un asunto urgente e importante), y nos dice: "Esta tarde a las 4 te llamo dándote la respuesta"... Y llegan las 4, las 5, las 6, las 7 y las 8 y esta persona no nos ha llamado. Le llamas tú a ver si ya nos da la respuesta y nos dice, "es que no he podido mirarlo, he tenido mucho lío, pero no te preocupes que mañana a las 9 te llamo sin falta y ya te digo". Y llega mañana y llegan las 9 y esa persona no llama, y llegan las 10, las 11, las 12, la 1, las 2 y las 3 y desnudos al amanecer nos encontró la luuuunaaaaa, y esa persona sigue sin llamar. Le llamas tú y surge una nueva excusa: "Es que vinieron unos extraterrestres que me abdujeron y todavía no he podido mirártelo". Ya, claro, pues éso va a ser, sí. ¿Confiaríamos en esta persona? Pues si no le hemos mandado ya un poquito a la mierda, lo más probable es que no confiemos demasiado. ¿Por qué? Porque lo que dice no se corresponde con lo que hace, es así de simple.


Bien, pues este mismo concepto se me ha ocurrido aplicarlo a la confianza en uno mismo. 

La confianza en uno mismo surge cuando lo que piensas coincide con tus valores, cuando lo que dices a los demás y a ti mismo concuerda con tus pensamientos y cuando tus acciones se corresponden con lo que dices y con lo que piensas, es decir hay una coherencia entre nuestros pensamientos, nuestras palabras y nuestras acciones. 

Si nos proponemos algo y no llevamos ese pensamiento a la acción estamos traicionándonos a nosotros mismos, estamos faltando a nuestra palabra. Si ésto sucede muchas veces, llega un momento en que dejamos de confiar en nosotros mismos, porque sabemos que no vamos a cumplir lo que habíamos pensado. Surge la desconfianza en nosotros. 

Si por el contrario nos proponemos algo y nuestras acciones van encaminadas a la consecución de esa meta, y hacemos todo lo posible por cumplirla, estamos siendo fieles a nuestra palabra y la confianza en nosotros mismos aumentará, aunque después las circunstancias no sean favorables y no nos hayan permitido alzanzar la meta final, o tengamos que revisar nuestros planteamientos por si han sido demasiado optimistas o tengamos que cambiar las acciones que nos lleven a la meta, eso es lo menos importante. Lo importante es que exista una coherencia entre nuestro pensamiento, nuestra palabra y nuestra acción. Si este patrón de comportamiento lo repetimos muchas veces empezará a surgir la confianza en nosotros mismos.

Bien, pues ésto es todo, ya podemos ir a leer el enlace anterior, que yo todavía no lo he terminado y está bastante interesante. Espero que te haya gustado este artículo, y si tienes algún comentario que hacer, no dudes en dejarlo abajo.