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jueves, 1 de septiembre de 2016

Confianza en uno mismo

Uno de los valores que considero más importantes en el desarrollo personal es el de la confianza en uno mismo, sin ella es difícil hacer cualquier cosa, plantearse metas y llevarlas a cabo. Porque si carecemos de ella ante la menor dificultad es casi seguro que nos vendremos abajo y será difícil seguir adelante. Así que al ser tan importante he decidido hablar de ella. Sin embargo cuando me he enfrentado a la página en blanco me he dado cuenta de qué quizá no soy yo el más indicado para hablar de este tema, ya que la confianza en mí mismo no es una de mis fortalezas precisamente. 

Así que ante esta falta de confianza en mí mismo y mi escasez de ideas decidí hacer lo que se hace en estos casos, seguir ese gran consejo que dice: "Google es tu amigo" y me puse a buscar "Confianza en uno mismo" en Google y la verdad es que se encuentran artículos muy interesantes, con multitud de consejos e ideas muy valiosas, te pongo el enlace a uno de estos artículos por si quieres echarle un vistazo... pero espera, antes de que pinches en el enlace me gustaría comentarte algunas cosas más.


Como era un artículo muy largo, y ante las prisas de querer coger confianza en mí mismo rápidamente sin tener que leer tanto, empecé a reflexionar un poco sobre qué es la confianza y cómo se adquiere, y lo primero que se me ocurrió es pensar en la confianza en los demás, ¿cuales son los factores para que confiemos en algunas personas y desconfiemos de otras? Así que empecé a reflexionar, estuve por lo menos 2 minutos reflexionando, y llegué a la conclusión de que normalmente confiamos en alguien cuando lo que piensa coincide con sus valores, cuando lo que dice a los demás concuerda con sus pensamientos y cuando sus acciones se corresponden con lo que dice y con lo que piensa, es decir hay una coherencia entre pensamiento, palabra y acción. 

Si encontramos a una persona que cuando nos dice algo cumple su palabra actuando conforme a ello y este patrón se repite siempre, aunque no coincidamos con sus opinones o con sus actuaciones sabremos que esta persona es confiable.

Si por el contrario encontramos a una persona que piensa una cosa, dice otra y hace lo contrario de lo que dijo y ese patrón se repite casi siempre, es normal que desconfiemos de esa persona porque no sabemos muy bien a qué atenernos.

Voy a poner un  par de ejemplos:

1. Ese político que en campaña electoral promete bajar los impuestos, no subir el IVA, educación y sanidad gratis para todos y un montón de cosas más... ¿Estáis pensando en alguien en concreto...? No hace falta que penséis en nadie, ésto es sólo un ejemplo... Pues como iba diciendo, ese político llega al gobierno, se instala en el Palacio de la Moncloa y al poco tiempo hace lo contrario de lo que prometió. "Yo no quise hacerlo... pero era necesario" comenta el político. Entonces ocurre lo previsible, se pierde la confianza en ese político, pero no se pierde para un rato sino para siempre.

2. Esa persona cuya respuesta estamos esperando, (para nosotros es un asunto urgente e importante), y nos dice: "Esta tarde a las 4 te llamo dándote la respuesta"... Y llegan las 4, las 5, las 6, las 7 y las 8 y esta persona no nos ha llamado. Le llamas tú a ver si ya nos da la respuesta y nos dice, "es que no he podido mirarlo, he tenido mucho lío, pero no te preocupes que mañana a las 9 te llamo sin falta y ya te digo". Y llega mañana y llegan las 9 y esa persona no llama, y llegan las 10, las 11, las 12, la 1, las 2 y las 3 y desnudos al amanecer nos encontró la luuuunaaaaa, y esa persona sigue sin llamar. Le llamas tú y surge una nueva excusa: "Es que vinieron unos extraterrestres que me abdujeron y todavía no he podido mirártelo". Ya, claro, pues éso va a ser, sí. ¿Confiaríamos en esta persona? Pues si no le hemos mandado ya un poquito a la mierda, lo más probable es que no confiemos demasiado. ¿Por qué? Porque lo que dice no se corresponde con lo que hace, es así de simple.


Bien, pues este mismo concepto se me ha ocurrido aplicarlo a la confianza en uno mismo. 

La confianza en uno mismo surge cuando lo que piensas coincide con tus valores, cuando lo que dices a los demás y a ti mismo concuerda con tus pensamientos y cuando tus acciones se corresponden con lo que dices y con lo que piensas, es decir hay una coherencia entre nuestros pensamientos, nuestras palabras y nuestras acciones. 

Si nos proponemos algo y no llevamos ese pensamiento a la acción estamos traicionándonos a nosotros mismos, estamos faltando a nuestra palabra. Si ésto sucede muchas veces, llega un momento en que dejamos de confiar en nosotros mismos, porque sabemos que no vamos a cumplir lo que habíamos pensado. Surge la desconfianza en nosotros. 

Si por el contrario nos proponemos algo y nuestras acciones van encaminadas a la consecución de esa meta, y hacemos todo lo posible por cumplirla, estamos siendo fieles a nuestra palabra y la confianza en nosotros mismos aumentará, aunque después las circunstancias no sean favorables y no nos hayan permitido alzanzar la meta final, o tengamos que revisar nuestros planteamientos por si han sido demasiado optimistas o tengamos que cambiar las acciones que nos lleven a la meta, eso es lo menos importante. Lo importante es que exista una coherencia entre nuestro pensamiento, nuestra palabra y nuestra acción. Si este patrón de comportamiento lo repetimos muchas veces empezará a surgir la confianza en nosotros mismos.

Bien, pues ésto es todo, ya podemos ir a leer el enlace anterior, que yo todavía no lo he terminado y está bastante interesante. Espero que te haya gustado este artículo, y si tienes algún comentario que hacer, no dudes en dejarlo abajo.

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